Por: Sebastián Arévalo Sánchez | Bogotá D.C.
Durante los últimos meses, millones de personas alrededor del mundo han tenido que enfrentar de una forma u otra las consecuencias de la vertiginosa expansión del Covid-19. Gran parte de los gobiernos en todos los continentes han optado por implementar cuarentenas obligatorias en sus esfuerzos por aplanar la curva de contagios. La discusión alrededor de la crisis ha estado dominada por la política, particularmente, por complejas preocupaciones acerca de la estabilidad económica en un contexto en que la crisis social, especialmente en los países con menos recursos, parece ser inevitable.
Aunque no es algo sobre lo que escuchemos hablar normalmente, este panorama de inestabilidad constituye un escenario propicio para el crimen organizado dedicado a la trata de personas. Como señala Ruth Dearnley, Directora de Stopp the Traffik, “donde haya incertidumbre, pérdida de ingresos fijos o pérdida de vidas, la explotación le seguirá. Los explotadores prosperan haciendo una promesa de una vida mejor, por lo que cuanto más difícil se vuelve la vida, más explotación habrá.” Desde siempre, y ahora más que nunca antes, los tratantes buscarán, captarán y explotarán a las personas en su momento más vulnerable.
En el caso del Reino Unido, por ejemplo, Kieran Guilbert señala en un reportaje para Thomson Reuters Foundation, que una de las poblaciones más afectas por el coronavirus podrían ser las más de 136.000 víctimas de trata de personas que habitan dicho país. Según Guilbert, las organizaciones criminales están exponiendo a miles de víctimas al contagio del Covid-19 forzándolas a “trabajar” valiéndose de amenazas y violencia. Lo anterior, podría estar ocasionando miles de muertes adicionales no registradas oficialmente, generar terribles consecuencias para una población de por si vulnerable y contribuir a saturar un sistema de salud ya desbordado, no solo en el Reino Unido sino en la Europa continental.
En China por otro lado, organizaciones como Blue Dragon Children’s Foundation, se han visto obligadas a detener sus actividades de rescate y asistencia a víctimas de matrimonio forzado y servidumbre. Cientos de mujeres que habían huido de los explotadores y estaban la espera de ser repatriadas a países como Vietnam y Camboya, quedaron varadas a la merced de sus antiguos tratantes, así como al desempleo, el hambre y el miedo. Actualmente, debido a las restricciones en aeropuertos y las medidas de aislamiento obligarías, la mayoría de las operaciones de rescate de víctimas en diferentes países han sido suspendidas.
Paralelamente, países del Sudeste Asiático como Tailandia, Indonesia y Filipinas anticipan un incremento en los casos de explotación sexual on-line de niños, niñas y adolescentes durante y después de la pandemia. Dicho incremento es resultado de una compleja combinación de factores de riesgo, tales como el incremento exponencial del tiempo que adultos y niños pasan en internet, el crecimiento en la demanda de material de explotación sexual y escenarios de extrema pobreza. En este sentido, países como Filipinas donde la explotación sexual infantil vía streaming es un delito común y redituable para las organizaciones criminales, la crisis económica y social desatada por el Covid-19 se constituirá como un catalizador para la trata de personas y el ciberdelito.
La situación reportada en el Reino Unido, China y el Sudeste Asiático no es muy diferente a la de Colombia y resto de América. Para Pasos Libres, resulta particularmente preocupante el impacto económico que la pandemia pueda tener en la exacerbación de algunos escenarios de riesgo y el incremento de la vulnerabilidad de miles de habitantes de la región. Es importante reconocer que la actual crisis va a desatar y facilitar procesos de captación mimetizados principalmente como ofertas laborales y educativas, así como formas alternativas de pagar deudas o mantener una vivienda.
En esa misma línea, es vital recordar que la falta de vivienda ha sido identificada como un factor de riesgo clave para la trata de personas por diversas agencia de cooperación internacional. Así pues, los arrendantes que han sido desalojadas, los habitantes de calle y los migrantes, conforman un grupo poblacional particularmente vulnerable. Es muy probable que la situación actual este teniendo efectos desproporcionados sobre dichas comunidades, dado que el estatus migratorio y la condición de calle son un arma utilizada por los tratantes para mantener a las personas bajo su control.
Desde una perspectiva global igualmente ligada con el mercado y la economía, una de las principales preocupaciones en relación con el impacto del Covid-19 sobre la trata de personas, es el incremento desmesurado de los trabajos y servicios forzados. Como ha sido documentado por académicos, expertos, activistas y medios de comunicación, históricamente la trata de personas guarda una sombría relación con la cadena de producción de cientos de miles de productos distribuidos, vendidos y consumidos en todo el mundo. En ese sentido, la urgente necesidad de reconstruir la economía en un escenario de inestabilidad Estatal podría desatar la explotación masiva de millones de personas en industrias de todos los sectores.
En términos generales es crucial reconocer que la misión por comprender los impactos específicos que la actual crisis tendrá sobre las complejas dinámicas de la trata de personas apenas comienza. Sin embargo, Pasos Libres quiere re afirmar su compromiso con la prevención de este delito en este escenario de crisis y la creación de escenarios de innovación social y tecnológica que nos permitan encontrar junto con nuestros aliados y la sociedad civil la mejor manera de abordar la trata de personas en tiempos de pandemia. En las próximas semanas vamos a difundir información focalizada, continuaremos atentos a nuestros canales de comunicaciones para dar respuesta a las inquietudes de la ciudadanía y recolectaremos datos de valor que utilizaremos para comprender de una mejor manera la evolución de la trata de personas en el contexto de la pandemia.
Recuerda seguirnos en Facebook, Twitter, Instagram y Linkedin.